Ya sabemos que no es lo mismo ser «listo» que «inteligente». Y también sabemos desde que en 1980 Howard Gardner sacó a luz su investigación sobre inteligencias múltiples (IM) que el Coeficiente Intelectual no garantiza el éxito.
Posteriormente, en 1995, Daniel Goleman nos abrió los ojos ante la «Inteligencia Emocional«, y hoy la hemos adoptado como elemento importante de medición de la eficacia personal.
Goleman perfila e identifica 5 dimensiones de competencia (algo que usamos mucho los responsables de Recursos Humanos, selección, entrenadores y directivos):
- Autoconsciencia
- Autorregulación
- Motivación
- Empatía
- Relaciones
Las cuatro primeras competencias primarias identifican con claridad elementos del paisaje emocional interno, que influyen en el propio comportamiento de un modo fundamental. Sin embargo, la quinta competencia tiene que ver con la capacidad de una persona para interactuar bien con los demás, influir y canalizar las competencias en situaciones humanas.
Por tanto, con el debido respeto a los Gardner y Goleman, creo que debemos identificar 6 diferentes tipos de inteligencia, totalmente relacionadas entre sí y que comportan un buen sistema de análisis por competencias, recursos y habilidades personales.
- Inteligencia Abstracta. Conocido como Coeficiente Intelectual ó razonamiento simbólico.
- Inteligencia Social. Las relaciones y el trato con personas.
- Inteligencia Práctica. La orientación individual a conseguir resultados
- Inteligencia Emocional. Autoconsciencia y autogestión.
- Inteligencia Estética. El sentido de la forma, diseño, música, arte y literatura.
- Inteligencia Cinestética. Habilidades concernientes a movimientos, deporte, danza,…
Este desglose de tipologías de inteligencia es conocida como ASPEAK (por sus siglas en inglés), término que acuñó Karl Albrecht en 2006.
La constante necesidad que tenemos de interactuar con personas (trabajando en equipos, comunicándonos en internet, teléfono ó cara a cara, exponiendo una conferencia, vendiendo un proyecto, …) es un fenómeno vital para conseguir el éxito, tanto a nivel profesional como personal.
La inteligencia social nos explica por qué unas personas tienen éxito y otras no, independientemente del conocimiento que tengan. La mayoría de las ocasiones, personas con impresionantes credenciales cognitivas, cocientes intelectuales brillantes ó superdotados, son incapaces de conectar con otras personas e incluso mantener un grado razonable de madurez y entereza emocional.
Puede que no seas la persona más inteligente del mundo en alguna de las 6 tipologías. Pero todos podemos trabajar nuestra inteligencia social, una competencia necesaria en esta sociedad hiperconectada.
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