Lo sé todo de ti

Written by on 20 marzo, 2013

privacidad en internetEl pasado domingo en el programa de la Sexta de Jordi Evole, «Salvados», comentando acerca de las pressiones de los grupos empresariales denominados «lobby», citó presiones de Amazon y Ebay para no limitar ni regular aspectos sobre la privacidad y acceso a datos privados en Internet.

Al estar constantemente hiperconectados en redes sociales, dispositivos electrónicos, perfiles de usuario, smartphones, estamos constantemente aportando información privada sobre nosotros.

Decimos lo que estamos haciendo, dónde estamos, qué nos gusta, de qué hablamos, qué no nos gusta, quienes son nuestros amigos, qué hemos comprado, qué nos gustaría comprar, qué buscamos, … Aportamos a la red nuestras fotos personales, de nuestras vacaciones, de nuestra mascota, de nuestro coche, de nuestro trabajo y de nuestro hogar.

Hace no muchos años, cuando íbamos de vacaciones, pedíamos a algún familiar que subiera y bajara las persianas, que quitara la propaganda del buzón, evitábamos decir los días que íbamos a estar fuera (de hecho había recomendaciones en el Telediario cada verano sobre esto) y una serie de cosas para no dar la señal de vivienda vacía.

Ahora, hacemos «check in» en nuestro Foursquare (coordenadas y geoposicionamiento incluido) al llegar a casa después de un duro día de trabajo. Semanas después, la familia al completo nos hacemos una foto en un resort en Canarias para dar envidia de lo bien que nos lo estamos pasando.

En internet encontramos muchos detalles de la vida privada de las personas. Búscate en Google. Sorpréndete. Multas de tráfico, subvenciones solicitadas, CV, notas universitarias, compraventas de objetos de segunta mano, perfiles excesivamente públicos en algunas redes sociales.

Algunos de estos datos los habrás publicado tu mismo, otros se pueden inferir de tu actividad en la Red, qué páginas visitas, qué aplicaciones descargas en el móvil o simplemente lo que otros dicen de ti. La información está ahí y no hace falta ser malintencionado para encontrarla, aunque puede ser usada con malas intenciones.

Lo habitual es que las empresas recaben y crucen datos personales para ofrecer publicidad individualizada en función de los gustos de cada uno, incrementando con ello sus posibilidades de venta. Casi como Minority Report. Así, la privacidad se ha convertido en la moneda con la que pagamos muchos de los servicios online en apariencia gratuitos. Gmail, Line, Whatsapp, Flickr, Facebook, Twitter, Youtube, Ebay, …

Otras veces, compartimos intimidades simplemente para comunicarnos, según dicen los sociólogos. Sea de manera intencionada o inconsciente, cada clic de ratón o palabra que escribimos en internet revela quiénes y cómo somos. La privacidad en Internet no existe, pero podemos gestionar cuánto enseñamos y qué imagen damos.

Los niños y jóvenes no tienen consciencia de hasta qué punto revelan cosas sobre sí mismos ni de las consecuencias que eso puede tener. Y nada impide que se registren en redes sociales aunque tengan menos de 14 años, edad mínima que exige la ley. Esta carencia de control de la edad de los usuarios supone problemas también en términos de publicidad. Le pueden llegar anuncios a un niño que en el horario infantil estarían prohibidos en la televisión.

El uso de servicios online para almacenar nuestra vida (¿te imaginas que pierdas el acceso para siempre a tu mail?) permite que hackers y delincuentes informáticos se hagan con contraseñas (recientemente el Servicio Secreto de Estados Unidos inició una investigación después de que hackers publicaran online datos personales e información privada de celebridades, incluyendo Michelle Obama y Beyonce).

Internet es, en efecto, un Big Data. Una ventana desde la que accedemos al mundo, y por la que el mundo puede entrar en nuestra casa (con o sin permiso). Úsalo con responsabilidad. Disfrútalo con prudencia.



Comments

Leave a Reply