Dicen que lo que somos (nuestra personalidad, comportamientos y actitudes) se construye cuando somos niños, casi bebés. Que nos cuesta aprender idiomas pasados los 8 años de edad. Que todo lo que vivimos de niños condiciona nuestra etapa adulta.
Yo no estoy de acuerdo 100% con este razonamiento, sino confío en que todos podemos aprender, cambiar y mejorar, independientemente de nuestro pasado. Esta es la ventaja de la capacidad de adaptación de nuestro cuerpo (y sobre todo de nuestro cerebro, con su neuroplasticidad).
No obstante, creo que a veces la autenticidad se escribe en términos muy sencillos, y el sentido común de las cosas haría más facil nuestra vida. Robert Fulghum, un ensayista y escritor, hizo en 1986 una lista de cómo vivir, qué hacer y cómo ser que aprendió cuando iba al parvulario. Imagínate la vida si todos hicieramos caso de esta lista.
- Comparte tus juguetes
- No hagas trampas
- No pegues a otros niños
- Deja las cosas ordenadas y donde las encontraste
- Limpia lo que ensucies
- No cojas cosas sin permiso
- Si haces daño a alguien, pide perdón
- Lávate las manos antes de comer
- Tira de la cadena
- Cepíllate los dientes después de comer
- Las galletas están ricas
- Aprende jugando, bailando, cantando y riendo
- Duerme la siesta
- No cruces sin mirar a ambos lados de la carretera
- Los peces, los hamsters, los grillos, las flores y los abuelitos se mueren. A nosotros también nos pasará en el futuro
- Todo lo que necesitas saber está ahí, en alguna parte. No dejes de mirar y sigue siendo curioso. Si no sabes algo, pregunta «por qué».
Hoy nos encontramos en una sociedad en la que nos complicamos la vida. Hacemos difíciles las cosas sencillas. Nos inventamos conceptos, palabras, profesiones y capas de interrelación.
Nos creamos unas burbujas económicas, unas necesidades innecesarias y unos modelos que no nos conviene seguir.
No te bloquees. Cierra los ojos y piensa en cómo saldrías de ésta si tuvieras 6 años. Seguro que encuentras la solución.
